BARQUILLOS DE VELA LATINA CANARIA
BARQUILLO TRADICIONAL
El barquillo tradicional de pesca es y ha sido hasta nuestros días un referente de la cultura marítima canaria. Utilizado inicialmente para faenas pesqueras y transporte de pasajeros, este pequeño navío es el principal instrumento de la Vela Latina Canaria, modalidad deportiva del patrimonio histórico y cultural del Archipiélago Canario en general, y de las Islas de Gran Canaria y Lanzarote en particular.
HISTORIA
El barquillo tal y como los conocemos ahora tiene su origen en los faluchos o embarcaciones con el palo muy inclinado hacia la proa y cuya vela es latina y los laudes, que pueden definirse como barcos también de un solo palo y con pequeñas velas triangulares, muy típicos del Mar Mediterráneo. De hecho se cree que su origen pudo estar en las orillas del Nilo, y que desde allí los marineros y comerciantes se encargaron de difundir su uso por el nombrado mar. Canarias ha sido siempre un lugar destacado para el comercio marítimo mundial por su localización estratégica entre Europa, América y África central, y la construcción, en el año 1883 del Muelle de la luz en Las Palmas de Gran Canaria, provoca el punto de inflexión necesario para que la actividad mercantil de la isla se active. La figura del cambullonero es decir, los vecinos que se dedicaban a las pequeñas transacciones comerciales por mar, llamadas por los canarios “cambullón” (come buy on), utilizaban estas embarcaciones tanto para realizarlas como para hacer competiciones entre ellos a ver quien era capaz de hacer el mayor número de viajes. Los viejos barqueros han sido relevados por las nuevas generaciones de pescadores profesionales, deportivos o turísticos, con modernas artes y embarcaciones.
CARACTERÍSTICAS
Este tipo de barquilla tradicional, pensada principalmente para pesca de bajura, se mantiene como método de subsistencia personal o artesanal, y se realiza cerca de la costa. Los pescadores de Canarias trabajaban artesanalmente con estas barcas, cañas y anzuelos. Estaban configurados, hasta mediados del siglo XX, como barquillos con puntas en sus extremos, sin cubierta, con medios puentes en popa y proa, con cierre curvo de la quilla a proa y popa para facilitar el varado en las playas de cantos rodados y mar dura. Las medidas variaban de los 2,5 a 10 m de eslora por 1 a 2 m de manga, y las más pequeñas eran denominadas chalanas y botes,, las medianas denominadas barquillos y las mayores, falúas. El número de estas embarcaciones hoy en día no es abundante y se localizan principalmente en las islas orientales de Gran Canaria y Lanzarote.
¿SABÍAS QUÉ?
En un principio, el barquillo tradicional era considerado como una herramienta de trabajo no exenta (cuando las faenas lo permitían) de desafíos y regatas. De hecho las “pegas” o disputas entre los barqueros a ver quien era capaz de hacer el mayor número de viajes creó una gran expectación y sobre todo aceptación entre el público, siendo éste el origen de La Vela Latina como actividad deportiva en Las Palmas de Gran Canaria.
HISTORIA DE LA VELA LATINA
A principio de los años 80, surgen en la isla de Lanzarote las competiciones de los conocidos barquillos, aunque, los desafíos y regatas de los pescadores locales datan de mucho antes. Asimismo, se recogen datos cronológicos de pegas, desafíos y regatas de vela latina en las diferentes islas de nuestro archipiélago. El origen de la vela latina por mucho que profundicemos no deja de ser una herramienta de trabajo para las faenas de la mar, cuando las circunstancias lo exigían para la navegación de las embarcaciones y el desarrollo socio-económico de las civilizaciones antiguas.
Sin duda alguna, los elementos de navegación cada vez son más sofisticados, y la vela latina ha estado siempre entre los pescadores y navegantes de todos los lugares del mundo.
En Lanzarote el nacimiento de las competiciones, viene precedido por una larga tradición entre las diferentes embarcaciones que pescaban en Cabo Blanco. Cuando se acercaban las fechas de las fiestas de San Gines todos los pescadores volvían con sus lanchas (así se les denominaba a los barquillos de la época), Al día siguiente, el mismo día de San Gines realizaban una regata.
El barco y tripulación ganadora, conseguían como trofeo el permiso de realizar una calada (pesca) con chinchorro, y la captura que realizasen era para ellos. Debemos recordar que este tipo de pesca estaba prohibido entre los propios pescadores.
Más tarde se crea el Club de Vela San Gines, lo que contribuyó que estas regatas se fueran generalizando, uniéndose cada vez más embarcaciones. No se sabe de una fecha exacta en las que estas acciones comenzaran, pero sí se sabe que en la década de los 60 se realizaban con total normalidad.
Todo esto hace referencia a los barquillos pequeños, en el caso de los 8,55 hay datos y fechas más concretas. El primer barco que se construyó con estas características fue el Isla Graciosa, realizado en 1938 por Simón Morales el creador de timples de Teguise.
Esta embarcación estuvo algunos años yendo a Las palmas a competir con los botes, hasta que en 1982 se construyen el Isla Lanzarote (actualmente Ciudad de Arrecife) y el Escuela de pesca, consiguiéndose así la creación en toda regla de la competición de regatas en Lanzarote y mas concretamente en Arrecife.
En la actualidad un bote y barquillo de Vela Latina Canaria es la réplica actual, mejorada, de aquellas otras embarcaciones destinadas al trabajo en faenas portuarias y de pesca, que además celebraban regatas en fechas señaladas.
Hoy día se construyen con la única finalidad de competir deportivamente, pero, en imitación a los primitivos que perseguían mejores condiciones comerciales llegando antes que sus competidores, éstos luchan por el trofeo o los puntos en litigio.
BARQUILLOS Y BOTES
Barquillos y Botes: medio siglo de pegas entre el Porteño y el Graciosa
La Orden del Cachorro Canario en Lanzarote y Gran Canaria revivió la histórica pega de 1962 entre el bote grancanario y el barquillo graciosero.
Casi cincuenta años después, la Orden del Cachorro Canario en Lanzarote organizó la conmemoración de las históricas pegas entre el bote grancanario Porteño y el barquillo lanzaroteño Isla de La Graciosa, que en 1962 y 1963 tuvieron lugar, primero en Las Palmas de Gran Canaria y en Arrecife de Lanzarote, respectivamente. Un hito para las dos modalidades de vela latina canaria que volvieron a encontrarse, en un intercambio singular, marcado no tanto por la rivalidad deportiva como sí por el acercamiento cultural entre las dos familias de la vela latina canaria con embarcaciones de distinto tamaño y recursos, pero que tienen en común el tratarse de deportes autóctonos, exclusivos de las islas conejera y canariona.
La iniciativa contó con el apoyo de esta asociación, la Federación de Vela Latina Canaria y la Federación de Barquillos. Una pugna revivida en un numeroso grupo de herederos de la familia Toledo de La Graciosa, quienes tienen el barquillo y que han continuado con la tradición marinera. De hecho, el joven patrón Echeide Toledo llevó la caña en esta nueva singladura del histórico barquillo graciosero.
En este encuentro colaboró la Obra Social de La Caja de Canarias y Naviera Armas, quienes hicieron posible el traslado de tripulaciones y embarcaciones entre ambas islas, con la colaboración de diversas entidades como la Sociedad Democracia de Arrecife, Real Club Victoria, el Ayuntamiento de la capital lanzaroteña y el de la capital grancanaria, el Cabildo Insular de Lanzarote y la Dirección General de Deportes del Gobierno de Canarias.
ELEMENTOS DE UN BARQUILLO
Los barquillos de Vela Latina tienen su sede en la bahía arrecifera, con base en las instalaciones del Muelle de Marina Colón (en el Cable). Son esas velas triangulares que se ven los domingos por fuera de la playa del Reducto y Avenida Marítima. Entre los meses de abril a noviembre se disputan las Ligas Insulares de Lanzarote de Barquillos de 5.00 metros y 8.55 metros que suelen ser muy reñidas.
Los Barquillos de vela latina son parte de la historia de las islas, una tradición que se conserva contra viento y marea gracias al empuje de un puñado de entusiastas. Ahora tiene un uso deportivo, pero en el pasado sirvieron para el sustento. Fueron barcos de pesca o se emplearon en el cambullón. Llegar el primero significaba dinero y ahí está el origen de las pegas.
La principal diferencia entre un barquillo y un bote de vela latina -aparte del tamaño- es que el primero es de dos rodas (en proa y popa). El hermano mayor acaba con lo que en el argot se denomina espejo (plano) de popa.
Hay más: los botes sólo compiten en ceñida o bolina y los barquillos lo hacen en todos los rumbos. Un barquillo de vela latina está hecho con madera de cedro y herrajes. Pesa unos 220 kilos y tienen 5.00 metros de eslora (largo). También los hay de 8.55 metros. El casco de los barquillos puede tener variaciones de diseño.
El timón: La caña debe levantarse al virar, para que pase por encima del sistema de poleas que sujeta la vela. La pala se quita cuando el barco está en tierra. Ahora está permitido un stick (alargadera) para que el patrón pueda ir más cómodo en rumbos de ceñida.
La quilla: los botes y los barcos de vela ligera como los Snipe, Laser y los Optimist, en los que tantas alegrías han dado a regatistas conejeros, tienen orza. Los barquillos no y en si lugar tienen quilla, lo que les hace más inestables. Es fácil que revire (vuelque) en empopadas y trasluchadas pero la destreza de las tripulaciones lo evitan. A cambio el barquillo es más fácil de enderezar una vez que ha revirado, porque a diferencia de los botes, no hay que bajar la vela y los tripulantes se pueden subir a la quilla para hacer palanca.
Sacos: Los barquillos usan sacos de arena o de gravilla para nivelar el barco cuando el viento los escora (inclina). Se hacen con sacos de café o papas y pesan en torno a 10 ó 15 kilos. Los de arena se suelen mojar durante la navegación y entonces aumentan de peso. En el argot el saco está “dentro” cuando no hace falta y se lleva en el centro del casco, y “fuera” cuando se lleva a la banda para que haga contrapeso.
También se pueden emplear para hundir o levantar la proa o la popa, según las necesidades de la navegación.
Tripulación: Los barquillos de 5.00 metros tienen entre 3 y 4 tripulantes. En los botes son 12 al igual que los barquillos de 8.55 metros. Con menos de tres marineros, los barquillos son ingobernables. Los barcos de vela ligera son, en comparación, más fáciles de gobernar que los barquillos. En Barquillos se tiene que ir a una, sincronizados. Hablamos de una navegación más artesanal.
Rejos de pulpo: Cabo grueso al que se agarran los tripulantes cuando tienen que hacer banda. Se debe ayudar de las piernas que irás entrelazadas (en forma de x) para evitar caernos al agua.
Mástil. Se sube a pulso y se quita cada vez que se termina de navegar. Mide 5.40 metros (máximo). La percha de la vela, a la que llamamos palanca, es la parte donde se enverga (monta) la vela.
Pie de mástil: De madera como el resto de la embarcación, es una muestra relevante del origen artesanal del barquillo. Su colocación en el fondo del casco requiere un par de pisotones enérgicos.
Carraca: Esta argolla se utiliza para subir los obenques por el mástil.
Parrilla: Situada en la popa, es donde se amarra la vela. Las distintas escalas dan la posibilidad de embolsar más o menos la vela.
Vara o Apuntadera: Es como el tangón de las clases 420 u otras, y sirve para abrir la vela en las empopadas (rumbo en el que se navega a favor del viento). Se suele atar a la serreta del barco para que no se suelte.
Cuadernas: A la vista desde la regala a la sentina, y 1,64 metros de manga (ancho). Los cabos que se suelen ver son los rejos de pulpo que comentamos anteriormente.
Vela: 18,83 metros cuadrados de vela máxima (aunque se usan en regatas tres tamaños en función del viento: pequeña, mediana y grande).